Historia del Centro

Como en la sociedad, la importancia de conocer nuestros orígenes,  el del barrio Casablanca y, en definitiva el del C.I.P “Casablanca”, es de gran interés, ya que es  buscar el origen de nuestra razón de ser como sociedad dentro de nuestra ciudad y dentro de nuestro proceso educativo. Se trata de conocer nuestras raíces, y no sólo conocerlas, sino de echarlas nosotros, de ahí la importancia.                                                             

       El nombre “Casablanca” no se refiere a un ser vivo. Nada tiene que ver con persona alguna ni siquiera con poblaciones norteafricanas marroquíes, como alguien ha pretendido deducir. El nombre que en estos momentos nos ocupa nace con mucha más anterioridad en la historia que la supuesta a los elementos anteriormente expuestos.  Su nombre se debe al color que destacaba sobre la atalaya que se encumbraba al suroeste de la ciudad amurallada de la ciudad medieval de Cuenca y extramuros de la misma.                         

       Ya en el siglo XIII, en plena época medieval, un extraordinario caserón señorial  dominaba toda la extensión aludida. Y ya era llamada “CASA BLANCA”. Casa Feudal, muy conocida como de Doña Pepita”. En el estudio de las costumbres de los invasores musulmanes, se ha podido constatar la existencia, fuera de las fortalezas, de caserones dedicados a la labor de los campos y crianza del ganado, sin llegar a ser mansiones señoriales, aunque sí tenían dependencias para la permanencia de los señores feudales durante uno o dos días. No es el caso pues, dicha “CASA BLANCA” era en sí ya una mansión. En el siglo XVII la Casablanca sí se constata que tuviera adaptadas dependencias como viviendas e instalaciones agrícolas y ganaderas propias de las casas de labor españolas.                             

       En el paraje que nos ocupa, se encontraba, hoy desaparecidas, las ermitas de Santa Ana, madre de la Santísima Virgen y abuela de nuestro Salvador, cuyo retablo renacentista se encuentra en nuestra Iglesia Catedral, la ermita de Santa Isabel y la supuesta de San Sebastián, según dibujos del historiador Van Der Wingaerde. De dicha ermita, destruida en la Guerra de Sucesión, no queda en el paraje nada más que el nombre de la Parroquia del Barrio, la calle y el Colegio Público que lleva dicho nombre.                                                                  

      Los límites de las tierras dominadas por la CASABLANCA se extendían  desde más allá del río Júcar hasta lo que hoy conocemos como Villa Román. Así mismo, la Historia de esta Casablanca con sus correspondientes parajes nos cuenta que la propiedad de la misma ha pasado por distintas manos entre las que vamos a reseñar las monjas Concepcionistas (s.XVI), Julián de Burgos (s.XVII),Francisco Gregorio Cerdán y Félix Ribas (s.XVIII) que la venden a Pedro López de Lerena que, a su vez la traspasa a Juan Antonio de las Muelas y Juan Lozano. En el siglo XIX D. Eugenio Cano de Córdido Ballesteros, administrados del Hospital de Santiago, la compró a Dª María de las Muelas, descendiente de D. Juan Antonio. A finales del siglo XIX la finca CASABLANCA se convierte en la tercera finca más rica de la Ciudad, tras haberse anexionado 200 hectáreas del término urbano.           

     Como podemos apreciar la dificultad de poder concebir una línea histórica desde los propios orígenes es muy difícil por la diversidad de propietarios habidos y sabiendo que desde los siglos XIII, XIV y XV la ignorancia en cuanto a los propietarios es casi total; no de la existencia de la finca que es un hecho. 

      En los poquísimos documentos que existen sobre CASABLANCA se nos habla de los grandes riesgos bélicos que tuvo que padecer, así como saqueos, incendios y épocas de escasez manteniéndose en pie hasta después de nuestra Guerra Civil (1939). 

      “Es conocido que en los años 20 del siglo pasado “LA CASABLANCA” fue un Centro intelectual y de referencia cultural en no pocas ocasiones. Los propietarios de la época D. Juan Jiménez de Aguilar y Doña Josefa , su hermana, casada con Emilio Sánchez Vera, atraían grandes y frecuentes visitas como la de Federico García Lorca, Ramón y Cajal, Qbermaier y los Hernández Pacheco, entre otros. Don Juan destacará como cronista de la Ciudad de Cuenca en los años cuarenta, catedrático de Instituto y un intelectual vinculado a la Inspección de Enseñanza. Desterrado por sus ideas muere encarcelado en Alcalá de Henares en 1947. Con él termina  y se extingue el Señorío de Casablanca en cuya familia había permanecido durante dos siglos”  (del  historiador VÍCTOR DE LA VEGA ALMAGRO). 

¿Qué constituye hoy Casablanca?  Sobre las ruinas dejadas por la mansión histórica, a finales de la calle Diego Jiménez, se levanta uno de los barrios con más solera y envejecidos de nuestra Ciudad. En él quedan reminiscentes vestigios de las casas de construcción rural que dan la mano a modernas edificaciones construidas hace más de dos y tres decenas de años. Y en medio de ese conjunto atípico, como punto de referencia cultural de nuestros días, se levanta nuestro Centro “EL COLEGIO PÚBLICO DE EDUCACIÓN INFANTIL Y PRIMARIA CASABLANCA”. Podríamos decir que es el nuevo ave Fénix que nace y se levanta del sueño en que quedó dormido tras la pérdida de D. Juan Jiménez de Aguilar. El Colegio se encuentra en el centro de un laberíntico conglomerado urbano formado por calles, homenajes de personalidades habidas en la ciudad y provincia, así como de Santos relacionados con la historia del barrio. Algunas de estas calles son: Casablanca, que recibe la heredad del histórico barrio, Alonso de Céspedes, Ángel del Campo Cerdán, a la que dan acceso gran parte de las viviendas de la Cooperativa “Ciudad Encantada”, Cartagena, Diego Jiménez que viene a morir al núcleo histórico del barrio, Plaza de D. Inocencio Rodríguez,  Licenciado Baltasar Porreño, María Luisa Vallejo (sobre la antigua reguera de Santa Ana) y Paseo de San Antonio.                          

       Como decimos el C.I.P. CASABLANCA inició su construcción avanzada la primera mitad de los años cincuenta, terminándose en el año 1955. El día 9 de  Septiembre del mismo año tiene su entrada oficial en servicio con una superficie construida de 1539 metros cuadrados. El número de aulas que lo integran en su inicio son: dos de Preescolar, dos de primer Ciclo de Educación General Básica, cuatro del Segundo Ciclo de Educación General Básica y dos del Tercer Ciclo de Educación General Básica.  

        Las unidades en ese momento construidas no constituyen un Centro independiente, antes bien, forman parte administrativamente del llamado colegio Nacional “PRIMO DE RIVERA” y  “Santa Ana” como aulas anejas, aunque físicamente se encontrasen retiradas de los mismos. En esta situación permanece hasta el curso1976.                                     

EN EL BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO DEL 10/11/1976 SE DA A CONOCER LA ORDEN MINISTERIAL, RESOLUCIÓN DEL 22 DE SEPTIEMBRE DE 1976 POR LA QUE LAS AULAS ANTERIORMENTE MENCIONADAS SE CREAN COMO COLEGIO NACIONAL MIXTO.

       En estos momentos nuestro Colegio trabaja para adecuarse a los requerimientos y exigencias que una educación de calidad demandan, pretendiendo actualizarse en todos los aspectos para poder afrontar la fase de envejecimiento natural que se experimenta en el barrio, tanto a nivel de sus habitantes como de las viviendas, frente a la gigantesca expansión física y demográfica que en otros puntos se desarrollan en nuestra capital.

Última modificación: 07/04/2015 - 13:37